Esta soy yo. Me llamo Marta, tengo 43 años y hace un par de años me independicé y me quedé a vivir con mis compis de resi, en Mater et Magistra. Mi familia y la mayoría de mis personas favoritas no estaban muy convencidas de ello, y a día de hoy, un tsunami emocional todavía les hace preocuparse, pero ¿Qué queréis que os diga? Yo estoy super feliz, entro y salgo cuando me da la gana, no tengo que darle explicaciones a nadie aunque me las pidan, y tengo lo que se dice, una vida plena. ¿Qué más se puede pedir?
Dicen que hoy es mi día, el de las personas con discapacidad intelectual, de las capacidades especiales, el día de las personas especiales, diferentes, extraordinarias. El día, también de las personas con grandes necesidades de apoyo, como yo, las más invisibilizadas, las que nos independizamos, pero seguimos necesitando apoyo generalizado para todas nuestras actividades. A mí eso me parece una suerte tremenda. Poder hacer todas mis cosas y tener todo lo que necesito, con la ayuda de mis personas de apoyo es un lujo. Pero, a veces, se hace difícil, no voy a negarlo.
De todas y cada una de mis capacidades la que me gusta más es la de salirme siempre con la mía y conseguir lo que quiero. Esto ha tenido años de entrenamiento, os lo aseguro. Otras de mis capacidades son la alegría, la nobleza, el escapismo, comer solo lo que me gusta cuando y con quien me da la gana. Cositas del día a día que me hacen diferente.
Pero lo que más me gusta de mí, es que me he convertido en una mujer madura, con mis necesidades de mujer, mis gustos de mujer, mis decisiones de mujer, mi cuerpo de mujer, muy guapa que soy, por cierto. Ese es mi mayor logro, a día de hoy. Gracias a todas las personas que lo habéis hecho posible.
Felicidades a mí.